REFLEXOLOGÍA PODAL

¿Cómo funciona esta técnica?

Cada pie tiene más de 7.000 terminaciones nerviosas, conectadas con la médula espinal y cerebro; una cuarta parte de los huesos del cuerpo (26), 107 ligamentos y 19 músculos. Cualquier estímulo sensorial alerta el tono y el nivel de tensión en el cuerpo, así la información de presión recibida desde los pies hace que el cuerpo entero participe y actúe al unísono.

Se relaciona con la acupuntura ya que ambas se basan en el mismo principio, la de activar puntos reflejos relacionados a través de meridianos con órganos, glándulas y sistemas. Al ser estimulados, se aflojan los bloqueos y cristales en el interior de los canales de energía, se desatascan para permitir así el libre flujo de la fuerza vital, potenciar la salud y devolver al cuerpo la capacidad de auto regulación.

En El Paraíso Interior aplicamos dos tipos de masaje podal con diferente duración y efecto (en ambos casos es necesario hacer previamente la anamnesis del paciente y conocer su situación médica)

– Duración 90 minutos: se trabajan todos los sistemas del cuerpo. Conocer la situación médica del paciente nos permite personalizar el masaje al saber en que zonas hay que insistir o por el contrario, no tocar.

– Duración 45 minutos: se trabajan únicamente los denominados “pilares de la salud”, sistema nervioso, endocrino y linfático. Es ideal para tomar contacto con la técnica.

¿Para qué sirve?

Induce a una profunda relajación y estado de bienestar, elimina estrés, ansiedad…

Aumenta la energía vital fortaleciendo el sistema inmunológico del cuerpo y potenciando su capacidad de auto curación.

Mejora la circulación sanguínea y linfática; al estimularlas mediante la presión y movilización de la red de capilares se disuelven los residuos que comprometen la salud.

Mediante el masaje en los músculos, tendones y fascias del pie estamos actuando sobre todas las cadenas miofasciales del cuerpo, ya que las principales se inician o pasan por el pie.

Mejora notablemente todas las patologías como pie plano, pie cavo, juanetes, fascitis plantar o dedos en garra.

Historia de la Reflexología

Los jeroglíficos que la acompañan se descifraron así: el que recibe el masaje dice “No me hagas sufrir”, y el practicante responde “Agradecerás mis acciones”.

El origen de esta antigua terapia es remoto y difícil de datar con exactitud. A lo largo de la historia se sabe de su uso en la antigua China por una mención en el documento Nei Tching Sou Ven (Cap. XII, atribuido al Emperador Amarillo, 2.700 a.c). Otra muestra la encontramos en Egipto, en la pintura mural encontrada en la pirámide del Gran Sacerdote, en Saqqara (2.330 a.c), donde se realiza la práctica de la reflexología de pies y manos. En la India también se encuentran grabados, textos sagrados y pinturas con la representación de los elementos del universo en los pies de Buda y Vishnu Pada.

Algunos autores citan ciertos sistemas de presión en pies y manos que eran utilizados como técnica terapéutica por algunos médicos centroeuropeos en la Edad Media. Se ha intentado relacionar este hecho con una posible procedencia oriental, quizá fuera debido a Marco Polo, ya que curiosamente fue después de este contacto con Oriente cuando en Europa comenzó a utilizarse este tipo de técnicas.

Ya fue a principios del siglo XX cuando un médico, jefe del departamento de otorrinolaringología del Hospital St. Francis de Connecticut, William H. Fitzgerald quien descubrió el método chino y a quien le llamo la atención el hecho de que masajeando y presionando ciertas zonas del cuerpo se producía un efecto normalizador de las funciones fisiológicas. El estableció un mapa corporal del zonas reflejas. Sin embargo su práctica fue modificada en la década de 1930 y 1940 por Eunice D. Ingham (1889-1974), una enfermera y fisioterapeuta que trabajando con un colaborador de Fitzgerald, Joseph Selbey Riley. Comenzó a establecer las primeras correspondencias anatómicas en los pies. Cada punto era buscado cuidadosamente, al principio se colocaban pequeñas bolitas de algodón que se mantenía fijadas en los pies del paciente en aquellos puntos o zonas sensibles a la palpación. Esto permitió observar las reacciones desencadenadas por el estímulo constante y la respuesta que se llegaba a producir en cada caso, de esta forma pudieron ir condicionando las respuesta progresivamente y adoptando el método de tratamiento más beneficioso

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